miércoles, 30 de noviembre de 2016

MEMORIA DEL DEFENSOR DEL PROFESOR DE ANPE EXTREMADURA



ETAPA: Hay que destacar que aumentan con respecto al curso pasado los casos en Primaria y Secundaria en detrimento de otros niveles como Formación Profesional o Adultos.
PROBLEMAS: Un dato a destacar es que aumentan de manera significativa los problemas con la administración 33% (ha aumentado 13%), y en concreto, los problemas con la dirección del centro (17%). Aunque bien es cierto que los problemas con los alumnos siguen ocupando el primer puesto en los conflictos que llevan a nuestros compañeros a acudir al Servicio (40%). Destacando como ocurría otros años los problemas para dar clase, acoso e incluso agresión de alumnos. Y no hay que perder de vista que un 27% de los problemas se relacionan con los padres como acoso de padres y falsas acusaciones de alumnos y padres. También se  mantienen las nuevas tecnologías como herramienta de acoso (ciberacoso) y las amenazas e insultos de padres.
ESTADO ANÍMICO: Disminuye la ansiedad (pasa de un 92 a un 71%) pero a expensas de un aumento de los casos que manifiestan depresión 17% (aumenta 13%) y de los casos que terminan en baja laboralque llegan hasta el 12% de los casos que acuden.

CARACTERÍSTICAS DE LOS COMPAÑEROS/AS QUE ACUDEN: Resumiríamos diciendo que el perfil más común es mujer (67%) frente a hombres (33%). De entre 5-15 años de experiencia (63%). Y de edad comprendida entre 30-50 años (80%).
ANPE Extremadura y El Defensor del Profesor proponen 
1) La revisión, actualización y aprobación del actual Anteproyecto de Ley de convivencia escolar.
2) Una Ley específica de autoridad del docente.
3) Garantía de protección jurídica al profesorado, así como la plena cobertura de la responsabilidad civil, en relación con los hechos que deriven de su ejercicio profesional.

4) Asistencia psicológica gratuita a los docentes y reconocimiento de la ansiedad, la depresión y el estrés como enfermedades profesionales siempre que se deriven de situaciones de acoso.
5) Por último, destacamos la relevancia y necesidad de la presencia de más de un orientador en los centros de Secundaria para mejorar significativamente la convivencia en los centros escolares.

miércoles, 18 de mayo de 2016

INDICADORES DE ESTRÉS DOCENTE


Hay ciertos indicadores que nos ayudan a determinar si la sensación que tenemos cada mañana al levantarnos y pensar en "enfrentarnos" con la clase son síntomas de estrés docente o burnout.

                                         

Lo primero que puede notar el compañero que vive una situación de estrés docente es:

  • Sentirse con ansiedad y sentimientos de impotencia antes de empezar la jornada laboral.
  • Sentirse incapaz de  de hacer frente a problemas de indisciplina.
  • Sentirse abrumado con el trabajo burocrático añadido.
  • Sentirse exhausto, irritado y deprimido al terminar la jornada laboral.
  • Sentirse desvinculado del centro de trabajo y de los compañeros.
  • Sentirse mal pagado y sobrepasado por el trabajo.
Esto genera una serie de síntomas como son:
  • A nivel conductual: desequilibrios alimenticios, insomnio...
  • A nivel fisiológico: sensación de falta de energía, fatiga física crónica.
  • A nivel físico: dolores de cabeza, úlceras, indigestiones, problemas en la espalda o en las cervicales. Sensación de malestar general.
  • A nivel psicológico: fatiga psíquica crónica, pérdida de interés en lo que se hace, sentimientos de inutilidad.
  • A nivel emocional: sentimientos de ansiedad, insatisfacción, depresión, temor, frustración, baja autoestima y pobre autoimagen.
Ante estos síntomas podemos hablar de posible indicadores de estrés docente. En la próxima entrada hablaremos de cuáles son las causas más frecuentes generadoras de estrés.

miércoles, 20 de abril de 2016

¿QUÉ ES EL SÍNDROME DEL PROFESOR QUEMADO?


Buenas compañeros/as, vamos a introducir en el blog un bloque de contenidos centrado en una de las problemáticas más frecuentes que se dan en el profesorado que atendemos a través de nuestro servicio del Defensor del Profesor, el Síndrome del Quemado o Burnout.

                         

Empezaremos hoy hablando de qué es el estrés, el estrés docente y el síndrome del "profesor quemado". 

¿Qué es el estrés?

            El estrés es un fenómeno individual y subjetivo (vivido por la persona afectada) que puede darse en cualquier persona que se encuentre o se sienta sometida a una cierta presión.
            Para el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, el estrés laboral es desde una perspectiva integradora, “la respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un individuo que intenta adaptarse y ajustarse a presiones internas y externas”. Entonces, el estrés laboral es lo que aparece cuando se presenta un desajuste entre la persona, el puesto de trabajo y la propia organización a la que pertenece.
            Los desencadenantes específico del estrés laboral están ligados al desempeño de una profesión, en nuestro caso, a la profesión docente.

El estrés docente

            Según la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), la docencia se encuentra en estos momentos entre las seis profesiones más estresantes.
            El estrés docente es una excesiva activación física y psicológica relacionada con el esfuerzo para enfrentar las demandas de los centros educativos y que cuando se cronifica perjudica seriamente la salud de los profesores. Los expertos lo han nombrado con el anglicismo “burn-out”, o síndrome del “profesor quemado”.
            Pero, ¿cómo se ha llegado a la situación actual? La respuesta no es sencilla. Habría que decir que hoy en día, muchos compañeros/as tienen dificultades para controlar la conducta de sus alumnos/as en el aula y para dar su asignatura a aquellos que quieren recibirla, y lo más grave es que carecen de las herramientas necesarias para lograrlo. Cada vez es más frecuente encontrar noticias en la que los profesores han sido amenazados e incluso agredidos por alumnos, padre o madres.
            Es un proceso que comienza, generalmente, como consecuencia de la pérdida de ilusión profesional, a la que el profesor responde aumentando su esfuerzo, y consecuentemente, su sensación de estrés se incrementa. Aparece entonces irritación, tensión o miedo al aula e incluso a los compañeros y los alumnos. El profesor o la profesora piensan exageradamente sobre sus normales limitaciones y tienen miedo a que sus dificultades sean percibidas por sus compañeros/as, a apelar a la dirección para implantar disciplina, por ejemplo, etc.
            El docente con “burnout” está afectado por problemas de salud, desajustes psicológico, pérdida de autoestima y una creciente insatisfacción por el trabajo.

            Es una de las principales causas de los problemas de salud mental en los profesores.

En nuestra próxima entrada trataremos de ver cuáles son algunos de los indicadores para saber si sufrimos dicho síndrome.



miércoles, 24 de febrero de 2016

EL ESTRÉS DOCENTE: UN HECHO AL QUE CASI NADIE PARECE IMPORTAR.



Un artículo de Mel Elices Agudo, Educadora Infantil y futura pedagoga. 

Desgraciadamente, cada vez más docentes sienten en su trabajo ese malestar personal, esa sensación de no servir para nada, de que su esfuerzo no es reconocido como debería serlo, y que en muchas ocasiones se le exige hacer cosas que no son ni mucho menos de su competencia. Además, muchos de ellos tienen que soportar y aguantar escenarios de presiones y reuniones con familias poco respetuosas y maleducadas. Igualmente, se puede dar el caso de que algunos de ellos no tengan buenas relaciones con los demás compañeros del centro y que se sientan desplazados del grupo. Si al tiempo que dedica el docente a estar en clase, le sumamos el que invierte en corregir exámenes, trabajos, actividades y preparar las clases de toda la semana, podríamos decir perfectamente, que es un trabajo que genera un estrés elevado. Y sí, así es, pero a la mayoría de las personas parece no importarle. 

Me parece a mí, que todavía se cree en el rol de los maestros de las civilizaciones clásicas: ese rol que definía al docente como un “semidios”, que todo lo sabía, que sabía darle explicaciones a casi todas las cosas, y uno de los seres más sabios e inteligentes del lugar. Así pues, se defendía que los profesores podían con todo y que en ningún momento podrían necesitar ayuda de vez en cuando. Esa creencia era absurda hace décadas y lo sigue siendo ahora. Los docentes son personas de carne hueso (oh, qué gran sorpresa), que sienten y padecen. Y que en más casos de los que les gustarían, sufren un malestar que posiblemente no sepan explicar. Ese malestar, no provoca únicamente estrés (que ya es suficiente), sino que puede desembocar en fatigas, excesivo cansancio, dolores musculares, dolor de huesos, de cabeza, problemas al conciliar el sueño, en la alimentación, en sus relaciones personales e incluso en una depresión laboral. 

Estas situaciones, como os podéis imaginar no han suscitado demasiada importancia en los medios. Ni siquiera en los centros educativos. Son muy pocos colegios o institutos los que hacen algo para evitar lo anteriormente citado. La mayoría de programas, de actividades, de reuniones son en referencia a los alumnos, y eso está bien. ¿Pero quién “cuida” a los docentes? ¿Quién se encarga de su bienestar en el trabajo? Sí, la respuesta más sencilla es que ellos mismos. Pero es que ellos mismos, en muchas ocasiones se sienten tan agotados y menospreciados que no tienen ni ánimos para motivarse por sí solos. Muchos, por ejemplo, no han desarrollado habilidades para enfrentarse a estos conflictos, o no están preparados para una situación concreta. Algunos, se implican demasiado con los alumnos y les termina afectando también a ellos. 

Desgraciadamente, más personas de las que me gustaría, se estarán preguntando: “estrés docente, ¿es eso posible?”. Parece ser que algún sector de la sociedad española, todavía no se ha dado cuenta que el personal educativo es uno de los peores reconocidos y tratadas desde hace algunos años. ¿Qué puede provocar entonces ese malestar en los docentes? A mí se me ocurren un montón de cosas a exponer: 

* Muchos alumnos para un único profesor: pues sí, en muchas ocasiones, hay aulas compuestas por 30 alumnos para un único docente. ¿Es eso normal? No, por supuesto que no. Habitualmente, el maestro o profesor se encuentra sólo en clase. Tiene que enfrentarse a estudiantes diferentes, con distintas habilidades y capacidades, con ritmos de aprendizaje muy dispares, y con un sin fin de intereses. Cada día, tiene que adaptar sus clases, tiene que centrarse en todos los alumnos y dejar a un lado esa atención personalizada e individualizada que muchos centros dicen tener y muchos padres quieren que se dé. ¿Pero cómo se va a llevar a cabo ese deseo? Para llegar a esa cumbre, haría falta por lo menos tener a tres docentes por aula todos y cada uno de los días. ¿Estarían dispuestas las autoridades a eso? No, me temo que no. 

* Lo que se aprende en la universidad, está lejos de ser práctico: es cierto, los que estudian magisterio no aprenden a tratar las dificultades de aprendizaje, por ejemplo. Y tampoco las necesidades específicas de los alumnos. En muchos casos, los docentes se encuentran con estudiantes de altas capacidades y no saben qué hacer. No por falta de capacidad ni de habilidades, sino simplemente porque no les han enseñado. Pueden tener apuntes, pueden saberse la teoría de memoria. ¿Pero qué pasa en la práctica? Y se sienten perdidos. 

* Seamos sinceros; no todos los alumnos tienen ganas de aprender: pues sí, es de sobra conocido, que muchos alumnos presentan falta de interés y poca motivación. Que se sienten desanimados y que no tienen ganas de aprender cosas nuevas. El docente, se esforzará en crear un innovador y atractivo proceso de enseñanza-aprendizaje, para llamar la atención de los estudiantes, pero hay veces que las expectativas no se cumplen y no se ha generado el clima ni la actitud que ellos esperaban. 

* Sí, hay familias que insultan a los docentes. Y no sólo en una ocasión: desgraciadamente, hay familias que culpan a los maestros de todo lo que le pase a sus hijos. Se crea un escenario de críticas, de malas palabras, de acusaciones y de ofensas hacia el profesor. Hay padres, que están lejos de ser personas civilidades y con buena comunicación. Y algunos de ellos, pueden llegar a insultos e incluso a acosar al profesor. 

* Los futbolistas son más importantes que los docentes: ya se puede dar el caso de que un profesor haya hecho algún logro importante, que seguramente no será reconocido por las demás personas ni por los medios de educación. Hay muchos docentes que cada día se esfuerzan y dan lo mejor de sí mismos para los alumnos. Pero claro, da más audiencia que Cristiano Ronaldo haya dejado a su novia. 

¿Hay algo que se puede hacer al respecto? Evidentemente, sí. Los expertos dicen, que practicar deporte en cualquier situación de estrés es beneficioso, ya que reduce el riesgo de ansiedad. Evidentemente, los docentes necesitan tiempo para ellos mismos, y en muchas ocasiones, ese tiempo de ocio o de estar con sus familias y amigos, lo dedican a corregir exámenes, trabajos, actividades o a preparar las clases, y eso les genera más sensación de malestar. No se debería dar casos en que los maestros dejaran de hacer cosas que les gustan por exceso de trabajo (ojo, ni los maestros ni ningún trabajador).   También, es muy importante que el docente fomente su autoestima y que potencie las actitudes positivas que tenga a lo largo del día. Que sea consciente de los obstáculos que ha superado y de que su esfuerzo ha merecido la pena. Y que por supuesto, en situaciones límites que no sepa cómo actuar (porque… ¡oh, madre mía!, el docente no lo sabe todo), pida ayuda a los pedagogos, directores y demás personal educativo del centro. 

Como es obvio, desde el propio centro también se pueden plantear diversas actividades para reducir el estrés docente en las aulas, como por ejemplo diferentes cursos de formación, reuniones mensuales para que los maestros hablen de sus experiencias, de sus dudas, de sus inquietudes, fomentar la comunicación y la relación entre el personal educativo creando grupos de trabajo y de colaboración entre ellos, apoyándose en las situaciones y casos en las que sean posible. Quizás, empezando por eso, los docentes se sentirían valorados por el lugar del trabajo, y estarían más motivados en las clases. Pero, ya sabemos que en gran parte de los colegios, institutos y universidades, realizar esos programas, les parece una pérdida de tiempo, y en muchas ocasiones, los propios docentes se ven obligados a buscar ayuda externa para no verse superados. 

Aunque a la gente le cueste creerlo, la docencia es una de profesionales que más estrés produce. Muchos psicólogos dicen que el número de maestros que pasan por sus consultas está ascendiendo a un ritmo vertiginoso. Algunos de ellos, afirman haber pasado por depresiones provocadas por el exceso de trabajo y el poco reconocimiento y estima que se les tiene. Lo que es cierto, es que como la mayor parte de la sociedad sigue sin darse cuenta de lo que realmente llegan a hacer los profesores, como no son conscientes de su implicación con los alumnos, me temo que este problema tardará en solucionarse y que estará presente durante varios años más. Además, como viene siendo habitual, estas situaciones pasarán desapercibidas por la mayor parte de las personas. Pero, ¿no son los docentes superhéroes camuflados? Pues no, señores míos, está claro que no lo son.

miércoles, 13 de enero de 2016

LOS GRUPOS DE WASAP AUMENTAN LOS CONFLICTOS ENTRE PADRES Y PROFESORES

Este es el dato que más ha llamado la atención de los medios  de comunicación cuando hemos presentado la Memoria del Defensor del profesor de ANPE Extremadura.

Esta última entrada de nuestro blog recoge un resumen de lo más destacado que salió en prensa ante nuestros datos, y al final de la entrada os dejamos enlace a los dos periódicos más representativos de la región que se hicieron eco de la noticia.

"La Oficina del Defensor del Docente, puesta en marcha hace diez años por ANPE, reclama un cambio de actitud de las familias para mejorar la situación en las aulas".


La Oficina del Defensor de Profesor, que el sindicato ANPE puso en marcha hace una década en Extremadura, llama ahora la atención sobre las negativas consecuencias que el mal uso del wasap está generando de nuevo en la escuela, porque ha aumentado los conflictos entre padres y profesores. Enfrentamientos que comenzaron a detectarse hace dos cursos y que durante el pasado se han recrudecido.
«Se mantienen a la cabeza los problemas para dar clase, las faltas de respeto y los insultos por parte de los alumnos, pero hay un repunte de los conflictos y agresiones cuyos protagonistas son los padres de los alumnos», destaca el sindicato.
«Creemos que los grupos de wasap que hacen los padres son los que están detrás del aumento de estos conflictos», señala Beatriz Berrocal. La inmensa mayoría de los padres de alumnos de los cursos de Primaria, especialmente, saben de qué grupos habla esta profesional. Son los que crean los padres con el fin de disponer de una herramienta de ayuda en la que consultar cuestiones que afectan a sus hijos. «Pero en algunos casos después sirven para expresar quejas públicas, dudas sobre las fichas que hacen los niños, las actividades que se realizan en las aulas, las preguntas de los exámenes..., y esto genera muchísimos problemas al profesor», afirma. Porque el grupo ampara, y cuestiones puntuales que afectan a un alumno en muchos casos pasan a ser causas comunes que llevan a más de un padre después a visitar al docente de turno e increparle. «Porque ese amparo del grupo hace que los padres se envalentonen y pongan en cuestión casi cualquier decisión del docente y que algunos acudan también casi a diario al centro para esperar al profesor de su hijo y plantear una queja tras otra; es un hostigamiento», mantiene Berrocal.
ANPE reclama que los padres colaboren con los docentes en la educación de sus hijos, que se hagan cumplir las normas de convivencia y se trabaje por mejorar la valoración social del docente como líneas para reducir la conflictividad en las aulas.

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